contubernio entre Felipe Calderón y Enrique Peña, que permite al segundo lavarse las manos.


ÁGORA ISTMEÑA.-
Por Pável Meléndez*

El filosofo y matemático francés René Descartes decía que “no hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”; sin embargo esta columna en su nacimiento y las del porvenir, no pretende tener la razón absoluta en los asuntos públicos que abordaremos. El “ágora istmeña” será un espacio de debate público, de ideas, propuestas y análisis, que permita a los lectores generar una opinión pública, más crítica, informada, constructiva y argumentativa de diversos temas de interés nacional, estatal y regional.

Empezamos una semana ensombrecida por la aprobación de la reforma laboral, que dejó al descubierto el contubernio entre Felipe Calderón y Enrique Peña, que permite al segundo lavarse las manos de las consecuencias que esta contra reforma genere, llamada por los diputados del Frente Legislativo de Izquierda una “traición a la patria”, que no solo afecta a los trabajadores sindicalizados, sino a todos los mexicanos que trabajamos honradamente para sostener a nuestras familias. Los argumentos parlamentarios por más solidos que parecían al presentar una controversia constitucional, dejaban en claro el vicio de origen que presentaba la “iniciativa preferente” del ocupante de “Los Pinos” y que el Congreso aún no ha reglamentado para el proceso parlamentario que permite el trato especial y aprobar una iniciativa en tan solo 30 días, es decir, el Ejecutivo y los legisladores del PRI, PAN, PVEM y PANAL estaban violando la norma constitucional, negando incluso el debate, propio de todo parlamento en el mundo, en la aprobación de la reforma a la Ley Federal del Trabajo y todo sus décadas de conquistas laborales.

Consumada la traición a la clase trabajadora desde la Cámara de Diputados, por ejemplo, con los 248 votos de los Diputados del PRI, PVEM y PANAL en contra de la democracia sindical, contenida en el Artículo 371 de la LFT, para que sus trabajadores votasen libre, universal y secretamente por sus dirigencias sindicales, dejaron intactos los privilegios de los líderes gremiales como en el magisterio con Elba Esther Gordillo y los petroleros con Carlos Romero Deschamps; ni los votos de los panistas junto a los Diputados de izquierda fueron suficientes, para hacerles, en este punto justicia a los miles de trabajadores subyugados a los llamados “reyes mexicanos” como una publicación llama a estos líderes charros con altas fortunas y privilegios, orgullos representantes de lo mas rancio y corrupto de México.
Las propuestas a la iniciativa de Calderón no faltaron desde la izquierda, que además de protestar en tribuna muy patrióticamente, presentaron alternativas para hacer de la Ley laboral un instrumento en beneficio de los trabajadores y sus derechos, en contraste a la propuesta aprobada del pago por hora y la fragmentación del salario, los contratos de prueba improrrogables en perjuicio de los jóvenes trabajadores, la continuidad de contratación solo a interés de parte del patrón, la eliminación de antigüedad como factor de ascenso, el despido de
manera inmoral e inhumana hasta, en el mejor caso con notificación por correo o bien si obligación de notificarse por parte del patrón, la limitación de solo un año para pagar salarios caídos y en definitivo la legalización del outsourcing o subcontratación, violentando lo suscrito por México con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que prohíbe hacer y considerar al trabajo una mercancía.

Dejando en el cajón legislativo, la real democracia sindical, la derogación del Apartado B del Artículo 123 Constitucional para dotar a los trabajadores del Estado igualdad de derechos laborales, la posibilidad para que la Cámara de Diputados por consenso establezca los salarios mínimos y máximos y no el Presidente de manera discrecional, la creación del seguro de desempleo a nivel federal (ya existente en el Distrito Federal), la eliminación de las Juntas de Conciliación y Arbitraje para que los tribunales laborales pasen al Poder Judicial de la Federación, la igualdad sustantiva entre trabajadoras y trabajadores y castigo al acoso y hostigamiento sexual en el trabajo, entre otras propuestas hechas por los partidos de izquierda. En fin, esta traición a la clase trabajadora, tiene un nuevo capítulo en el Senado que esta semana analizará la propuesta enviada por los Diputados, pero será un mero tramite pues en esa Cámara la izquierda tiene mucho menos representación dado los votos de los ciudadanos en julio pasado. Coincido, que como sucedió con la pasada reforma petrolera, solo la movilización social y sindical podrá detener este pacto amenazante que tiene el PRI-PAN, que ahora van con todo al IVA generalizado en alimentos y medicinas, la reforma energética privatizadora de PEMEX y otros atracos más contra el pueblo de México.

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