El gobierno contrata empresas fantasma y desvía más de 3.4 mil millones de pesos
https://noticias-ixtepec.blogspot.com/2017/09/el-gobierno-contrata-empresas-fantasma.html
Las carcajadas de este hombre
contagian a cualquiera. No puede creer que Francisco, su vecino, sea dueño de
una empresa que ganó contratos millonarios con el gobierno federal. “Pero si él
sólo hace chambitas de plomería, mire su casa”, dice mientras señala la
vivienda que apenas se mantiene en pie en una ranchería con caminos de tierra y
calles sin nombre, en Villahermosa, Tabasco.
Francisco no está en casa,
sino barriendo un salón de clases. El hombre moreno que apenas rebasa los 40
años confirma que es el dueño de una empresa millonaria, o al menos en el
papel, porque en realidad sólo tiene el empleo que acaba de conseguir como
conserje en una escuela pública de la comunidad.
Dice que nunca recibió los 500
millones de pesos que “su empresa” ganó en contratos firmados en poco más de
dos años. “Si hubiera tenido todo eso no estaría aquí”. Pero acepta que firmó
unos papeles. “Unos contadores solicitaron mi apoyo, pero (la empresa) era de
ellos, y lo de nosotros era prestación de servicio”.
La empresa que Francisco ayudó
a crear es una de las 186 compañías que recibieron 7 mil 670 millones de pesos
del gobierno federal, gracias a contratos que violan la Ley General de
Adquisiciones, y que se reportaron en las Cuentas Públicas de 2013 y 2014.
Pero el fraude no quedó solo
en esa violación a la ley. Más de 3 mil 433 millones de pesos simplemente
desaparecieron, porque terminaron en empresas fantasma.
El desvío de recursos lo
hicieron once dependencias, tan variadas como la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol) o Petróleos Mexicanos, y contó con ocho cómplices:
universidades públicas que cumplieron el papel de intermediarias y se quedaron
con una comisión de mil millones de pesos por jugar este rol.
Las dependencias involucradas
son: Sedesol, durante la gestión de Rosario Robles Berlanga; Banobras, que
tenía a Alfredo del Mazo Maza —gobernador elector del Estado de México— al
frente; la SEP en la época de Emilio Chuayffet; FOVISSSTE, con José Reyes Baeza
Terrazas.
También la Secretaría de
Agricultura, cuyo titular era Enrique Martínez y Martínez; el Instituto
Nacional para la Educación de los Adultos, con Alfredo Llorente Martínez; el
Registro Agrario Nacional, con Manuel Ignacio Acosta Gutiérrez; la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes con Gerardo Ruiz Esparza como secretario, y la
Secretaría de Economía, con Ildefonso Guajardo.
En Pemex los convenios
empezaron a firmarse desde 2011, cuando era director Juan José Suárez y Felipe
Calderón era Presidente de la República, y continuaron en la gestión de Emilio
Lozoya.
Las universidades involucradas
son la Universidad Autónoma del Estado de México y su Fondo de Fomento y
Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica (FONDICT), la
Universidad Autónoma del Estado de Morelos, la Universidad Autónoma del Carmen
(Campeche), y las tabasqueñas Popular de la Chontalpa, Universidad Juárez
Autónoma, Politécnica del Golfo de México, Instituto Superior de Comalcalco y
Tecnológica de ese estado.
El mismo procedimiento se
emplea desde 2010. Los datos recabados con solicitudes de información indican
que, desde ese año, cuando Felipe Calderón todavía era presidente, y hasta la
fecha, el gobierno federal ha firmado 2 mil 61 convenios, que involucran 31 mil
668 millones de pesos.
Sin embargo, una exhaustiva
investigación de Animal Político y Mexicanos contra la Corrupción y la
Impunidad (MCCI) se concentró en 73 convenios incluidos en las Cuentas Públicas
de 2013 y 2014 de 11 dependencias públicas y en revisar si las 186 empresas
contratadas existen, estaban legalmente constituidas o si cumplían con los
mínimos requerimientos para dar los servicios contratados.
En su momento la Auditoría
Superior de la Federación reportó que esos contratos eran ilegales. La
investigación de seis meses de Animal Político y MCCI se abocó a dar con los
domicilios de cada una de las empresas contratadas, cuestionar a los socios de
las mismas, revisar la documentación que las acredita legalmente y confirmar si
habían prestado los servicios contratados
Eludir la ley
El esquema siempre es igual:
Para eludir la Ley de Adquisiciones —que los obligaría a hacer licitaciones y
poner a diferentes empresas a competir—, las dependencias firmaron convenios
con universidades públicas. Le ley permite hacerlo, pero solo si las universidades
realizan al menos el 51% del servicio contratado.
Pero éste no fue el caso. Las
universidades subcontrataron a terceros la totalidad de esos servicios en la
mayoría de los convenios firmados : distribuir despensas entre los más pobres,
supervisar la perforación de pozos de PEMEX, organizar eventos o detectar a
personas de 15 años o más que no supieran leer y escribir. En ningún caso hubo
universidad que cumpliera con el requisito del 51%.
Las universidades
subcontrataron a 186 empresas y cobraron por esta intermediación una comisión
de entre el 10 y el 15% del total del convenio.
Esta triangulación viola la
ley, como reconocen los propios funcionarios públicos consultados. Pero además,
de las empresas elegidas, 128 presentan lagunas legales que les habrían
impedido obtener contratos públicos y, peor aún, la mayoría ni siquiera hizo el
servicio contratado.
¿Quién seleccionó a las
empresas? Nadie quiere responder eso frente a una grabadora. Sin embargo,
personal de las universidades —que hablaron a condición de anonimato— dicen que
los funcionarios las “sugirieron”, mientras algunos funcionarios afirman que
fueron las instituciones educativas.
Más allá de quién seleccionó,
la comisión que cobró cada universidad implicó por sí mismo un sobreprecio de
los servicios contratados, porque recibieron pagos por mil millones de pesos
por no hacer nada, más que validar la triangulación de recursos.
El desfile de empresas
fantasma
De las 186 las empresas
seleccionadas en estos convenios, 128 presentan irregularidades, de acuerdo con
las propias autoridades consultadas y a la visita que Animal Político y MCCI
hicieron a sus oficinas: el Servicio de Administración Tributaria (SAT), por
ejemplo, entre 2014 y 2015 declaró “fantasma” a 11 e investiga a nueve más por
la misma razón; 28 no tienen dirección; 12 fueron desmanteladas apenas
recibieron los contratos; ocho no están en las direcciones que declararon; 44
no cuentan con registro ante la Secretaría de Economía, requisito indispensable
para operar; seis se dedican a temas que no tienen relación con los servicios
para los que recibieron contrato y 10 más no fueron localizadas por la
Auditoría Superior de la Federación (ASF), cuando las buscó para revisar su
legalidad.
Es decir, ninguna de estas 128
debieron recibir contratos públicos, según lo que establece la ley.
Un primer ejemplo: Publicidad
y Mercadotecnia Infinitum S.A. de C.V. consiguió en 2013 dos contratos con el
Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica
(FONDICT) de la UAEM por 4 millones 934 mil pesos. La contrataron para dar
“servicios administrativos para desarrollo del sistema informático” de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Pero el SAT la tiene
catalogada desde julio de 2014 como empresa fantasma por realizar operaciones
fraudulentas.
El mismo Fondo dio en 2013 un
contrato por 17 millones 578 mil pesos a la empresa Impactel S.A. de C.V.,
aunque ésta ya tenía una investigación abierta por la Procuraduría General de
la República porque un año antes había incumplido un contrato con el Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes por 68 millones de pesos.
Otro caso: La empresa Dumago
System Solutions, S. A. de C. V. supuestamente se dedica al “comercio al por
menor de computadoras y sus accesorios”. La Universidad Autónoma del Estado de
Morelos le dio un contrato de 33 millones 633 mil pesos para entregar despensas
y organizar una feria de organizaciones sociales. Esta compañía no está
registrada ante la Secretaría de Economía, el primer requisito para constituir
una empresa legal.
Animal Político y MCCI
visitaron más de 100 direcciones de empresas y de supuestos accionistas. Hay
ocho firmas que, por ejemplo, nunca estuvieron en los domicilios registrados y
en su lugar hay casas particulares ubicadas en la periferia de Nezahualcóyotl y
Ecatepec en el Estado de México, o Tláhuac, en la capital del país; 12 más que,
pese a recibir contratos millonarios, fueron desmanteladas; nueve operan en
despachos contables que aparentan ser legales, pero no tienen empleados ni
infraestructura para operar o realizar servicios. Las casas de los accionistas
están en colonias populares.
Los contratos irregulares
obligaron a la Secretaría de Educación Pública a presentar, el 9 de febrero de
2015, una denuncia de hechos ante la Procuraduría General de la República,
según informó a Animal Político y MCCI .
Pero dos años después, la
averiguación previa AP/PGR/UEIDCSPCA/SP/M-V/050/2015 sigue abierta.
Campesino y trabajadores, los
pretextos del fraude
Tener una casa propia es la
meta natural de cualquier trabajador y nadie podría criticar que un organismo
como el Fondo de Vivienda del ISSSTE simplifique los procesos burocráticos para
obtener un crédito.
La Universidad Autónoma del
Estado de México recibió 223 millones 87 mil pesos del FOVISSSTE por cinco
convenios para supuestamente “rediseñar” o simplificar los procesos de atención
a derechohabientes.
Pero la universidad no tenía
la capacidad de dar el servicio, así que contrató a Interamericana de Negocios
y Comercio, S. A. de C. V., que en realidad se dedica —según su acta
constitutiva— a la venta de zapatos. A esta empresa le dio 15 millones 389 mil
pesos.
También contrató a otras tres
empresas —Icalma Servicios y Consultoría, S. A. de C. V., Consolidación de
Servicios y sistemas Administrativos, S. A. de C. V. y Evyena Servicios, S. A.
de C. V.— que son investigadas desde octubre pasado por el SAT por hacer
operaciones irregulares; y a tres más que no están registradas ante la
Secretaría de Economía.
El ISSSTE dijo a Animal
Político y MCCI que los servicios sí se realizaron y que “el Fondo de Vivienda
recibió en tiempo y forma todos los entregables derivados de la contratación”.
“Fue la propia Universidad
quien declaró expresamente que estaba en condiciones y capacidad de realizar
las acciones contratadas”. Y añadió: “no es competencia del contratante (
FOVISSSTE) ser auditor del proceso de la prestación de servicios del proveedor
(U.A.E.M)”.
Sin embargo, en la revisión de
la Cuenta Pública 2013, la Auditoría Superior de la Federación encontró lo
contrario y concluyó que no hay prueba de que la universidad o las empresas
hayan dado los servicios contratados. La ASF explicó que los únicos
comprobantes son documentos que “carecen de nombre y firma del personal que
elaboró, verificó y aceptó los servicios”, por lo que se realizaron pagos
injustificados para servicios que no se realizaron.
Y hay más casos: el programa
Proagro debía servir para financiar a productores del campo. El problema es que
la Secretaría de Agricultura firmó un convenio por 13 millones 77 mil pesos con
la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que no hizo el trabajo.
Lo que sí hizo esa
universidad, sin que hubiera un solo contrato de por medio, fue transferir todo
el dinero a siete empresas. Una de ellas fue Comercializadora GEAR, S. A. de C.
V., que reportó su domicilio fiscal en Santa María la Ribera, en donde no hay
ninguna oficina, sino una casa particular. El inquilino dijo que tiene cinco
años viviendo en el lugar y que está “harto” de que personas y el SAT busquen a
una empresa que “nunca ha estado ahí”.
El dinero también llegó a
Fortalitia, S. A. de C. V., CEO Marne México, S. A. de C. V. y Soluciones
Globales Reggan, S. A. de C. V. Ninguna de las tres ha operado en la dirección
fiscal que registraron, según se confirmó al visitar los domicilios. Y una más,
Grupo Comercializador Cónclave S. A. de C. V., que en abril pasado fue
declarada como fantasma por el SAT.
Animal Político y MCCI
solicitaron a la Secretaría de Agricultura comprobantes de que los servicios se
ejecutaron. Vía transparencia pública se pidieron fotografías, documentos,
bases de datos o cualquier prueba sobre los servicios. La Secretaría de
Agricultura, en su respuesta oficial, aceptó que no existen comprobantes del
servicio.
También los analfabetas
El fraude también involucró
apoyos destinados a 4 millones de analfabetas del país. El Instituto Nacional
para la Educación de los Adultos (INEA) firmó un convenio en 2014 con la
Universidad Autónoma del Estado de México por 97 millones de pesos. La contrató
para desarrollar una metodología que permitiera la “ubicación de personas de 15
años o más de edad que no supieran leer y escribir un recado en español”.
De nuevo, la Universidad se
declaró incapaz de hacer la totalidad del servicio y subcontrató a Estrategia
Solutions, S. A. de C. V., que ganó 9 millones 558 mil pesos. Además de no
estar registrada ante la Secretaría de Economía, en la visita a su domicilio
fiscal en Sevilla 30, colonia Juárez, en la Ciudad de México, trabajadores del
edificio confirmaron que la empresa no opera ahí, pero cada determinado tiempo
acude una persona a recoger correspondencia.
Del resto del dinero —87
millones de pesos— no se sabe nada. Animal Político y MCCI solicitaron, vía
transparencia, las pruebas de que el servicio se realizó, pero el INEA
respondió que los únicos datos disponibles están respaldados en discos
compactos con un “formato inactivo” de lectura, por lo que ya no es posible
tener acceso a la información.
Una y otra vez
Los fraudes documentados por
Animal Político y MCCI no siempre son iguales. Los casos más simples se resumen
en dos pasos: una dependencia del gobierno federal le da dinero a una
universidad pública y ésta lo transfiere a una empresa fantasma.
Pero hay casos donde el
esquema involucra hasta 12 empresas en un mismo contrato. Una o dos empresas
realizan el servicio y el resto cobra por no hacer nada.
Por ejemplo, el gobernador
electo del Estado de México, Alfredo del Mazo, estaba al frente del Banco
Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) en 2013, cuando el organismo
firmó tres convenios por 491 millones de pesos con el Fondo de Fomento y Desarrollo
de la Investigación Científica y Tecnológica (FONDICT) de la Universidad
Autónoma del Estado de México, un fideicomiso público que ofrece asesorías,
outsourcing o capacitación, y cuya gestión es independiente de la Universidad.
Para hacer los servicios “de
control, operación y soporte” de la red interna de Banobras, el Fondo contrató
a dos empresas, una de ellas Intellego Servicios de Consultoría S.A. de C.V.,
que se quedó con una comisión y que a su vez contrató a cinco más. Todas,
excepto una, tienen una constante: irregularidades —como que no tienen ni
siquiera dirección fiscal— que les impedirían recibir contratos públicos de
manera directa.
La única localizada, que opera
de forma aparentemente legal, fue QUITZE, S. A. de C. V. Recibió 452 mil 500
pesos para realizar los servicios, es decir, el 1.18% del monto original de los
convenios firmados por Banobras. Prácticamente nada. Del resto, 490 millones de
pesos, no hay rastro.
Intellego Servicios de
Consultoría opera en Paseo de la Reforma 1236. Mauricio Barragán, que se
identificó como consultor externo de relaciones públicas de la firma, envió por
correo electrónico dos cartas en las que confirmó que la empresa subcontrató a
otras para los servicios del FONDICT con Banobras.
Pero sobre la legalidad de
esas compañías dijo que Intellego “no verifica el registro de sus proveedores
ante la Secretaría de Economía” porque no es de su competencia, y agregó que la
emisión de facturas les “da plena confirmación de la “existencia legal” de
cualquier firma.
Banobras, para probar que se
realizaron los servicios, entregó vía transparencia 82 hojas con informes
mensuales en los que personal del Banco Nacional describen que las redes de
comunicación interna funcionan, pero no se menciona nada del sobreprecio ni del
destino final del dinero.
Además respondió a Animal
Político y MCCI que “en el presente ejercicio fiscal no se ha suscrito contrato
alguno con institución de educación superior” y que “es política de esta
administración reducir al mínimo indispensable las contrataciones” usando el
artículo 1 de la Ley de Adquisiciones, que se violó en este esquema.
Alfredo del Mazo, por su
parte, se negó a responder sobre las irregularidades que esta investigación
confirma y que ocurrieron durante su mandato al frente de Banobras.
En palabras del auditor
superior, Juan Manuel Portal, los titulares de las dependencias federales son
los responsables aunque los que firman los convenios con las universidades son
mandos medios de las dependencias. En el caso de Banobras, la firma estuvo a
cargo del subdirector de Recursos Materiales, Luis Efrén Ramírez García; y del
gerente de Servicios de Tecnologías de la Información, Gerardo Pavón Luna.
Mientras que por el Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica
y Tecnología (FONDICT) de la UAEM, firmó Erick Harzaín Torres Mulhia, director
general.
La estafa documentada por
Animal Político y MCCI sumó 7 mil 760 millones de pesos, y fue hecha por 11
instancias del gobierno federal: el Banco Nacional de Obras (491 mdp), el
Registro Agrario Nacional (447 mdp), la SEP (278 mdp), FOVISSSTE y SUPERISSSTE
(249 mdp), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria
(138 mdp), el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (97 mdp), la
Secretaría de Economía (96 mdp), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
(52 mdp) y la Secretaría de Agricultura (19 mdp).
Las dos dependencias con los
mayores desvíos son la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que alcanzó
los 2 mil 224 millones de pesos, y Petróleos Mexicanos con 3 mil 576 millones.
Esos dos casos se desarrollarán en las siguientes entregas de este reportaje.
De la revisión de los
convenios y de cada una de las empresas involucradas, se concluye que 3 mil 433
millones de pesos fueron a parar a empresas irregulares; y las universidades
públicas se quedaron con mil millones más por ser parte de la estafa, sin realizar
un solo servicio.
Para el fraude, los
prestanombres como Francisco, el conserje de escuela, son indispensables. La
empresa Maheca, S. A. de C. V., de la que era supuesto dueño, fue creada en
2010 en Villahermosa, Tabasco y en los siguientes dos años ganó 502 millones de
pesos en ocho contratos con PEMEX-Producción y Exploración.
Aunque la empresa
supuestamente se dedicaba a la “prestación de servicios profesionales propios
de los licenciados en derecho y en informática”, fue contratada para la “asistencia
técnica en materia de producción y perforación de pozos para la Subdirección de
Producción Región Marina Noreste” de la petrolera. Tampoco hay pruebas de que
haya hecho el servicio.
Como parte de la
investigación, se visitaron 84 direcciones de empresas y 21 de accionistas en
cinco entidades: Ciudad de México, Tabasco, Campeche, Nuevo León, Chiapas y el
Estado de México. Se entrevistó a un centenar de personas, entre supuestos
dueños, representantes legales y vecinos de los lugares donde debían estar las
empresas, pero nadie conocía la existencia de las compañías.
El equipo de investigación
hizo 350 solicitudes de información a las dependencias y universidades sobre
los convenios y contratos que realizaron entre ellas y con las supuestas
empresas. Las respuestas sobre los comprobantes de los servicios fueron de dos
tipos: que“no existe evidencia” del servicio contratado; o documentos que dicen
“sí se dieron los servicios”, pero sin ningún elemento que lo pruebe.
El rastreo de cada una de las
186 empresas incluyó, además, la revisión en el Registro Público de Comercio,
Compranet, el Registro Único de Proveedores del Gobierno, el Sistema
Empresarial Mexicano, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, el
directorio de Proveedores y contratistas sancionados y en los Portales de
Transparencia de las dependencias.
También la relación de
empresas fantasmas del SAT, donde se enlista a empresas falsas, que no reportan
ingresos o que no cuentan con empleados, pero que aun así fueron contratadas
por las dependencias. Y finalmente, en todos los casos, la Secretaría de
Economía proporcionó un informe, donde se consigna los nombres de las empresas
que ni siquiera tienen registro legal.
Animal Político
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