https://noticias-ixtepec.blogspot.com/2013/08/no-creiamos-que-la-pistola-fuera-de.html
Saltillo.- A
su corta edad decidió enfrentar a un par de empistolados que pretendían
despojar a su madre y hermana de lo poco que tenían, desafortunadamente los
pandilleros soltaron un balazo, logrando lesionarla.
Todo comenzó
la noche del sábado, cuando la señora Guadalupe Araceli Cavazos Ramírez, de 34
años, regresaba a su casa en compañía de su hija Alexandra Isabel, de 12 y
Guadalupe, de 16; ellas decidieron tomar un atajo y atravesar el arroyo cercano
a su hogar.
Eran
alrededor de las 21:00 horas y solamente se apreciaba el reflejo de la luna en
el agua que corría sobre el arroyo, ubicado a orillas de la colonia Rio
Verde…Precisamente en este sector se divisaba un sendero directo a su
domicilio.
Así que el
trío de mujeres confió en la seguridad de su “barrio”, pues desde hace varios
años habitan ahí y jamás se habían encontrado con algún problema o agresión en
su contra, sin embargo todo se tornó peligroso en cuestión de segundos.
Y de entre
los más de 10 arboles que las rodeaban salieron dos sujetos quienes a grito
abierto expresaron: “deténganse”; cuando Guadalupe y sus hijas voltearon
obedeciendo la voz que sobresalía de en medio de los troncos, un sujeto ya les
apuntaba con un arma.
COMBATE A
ASALTANTES
Los
agresores estaban totalmente cubiertos del rostro, así que ninguna de las tres
pudo saber de quién se trataba; posteriormente las maldiciones retumbaron en
los oídos de las mujeres y en cuestión de segundos los delincuentes ya las
tenían acorraladas.
En esos
momentos Alexandra tuvo la idea de interponerse entre su madre y el
delincuente, quien temblorosamente les apuntaba con el arma, de pronto la mano
izquierda de la menor ya estaba en el cañón de la pistola sostenida por el
asaltante.
“Metí la
mano para que ellas tomaran piedras y se las aventaran, así podíamos escapar”,
fue lo que la menor comentó a su madre, pero para su mala suerte los asaltantes
no les dieron tiempo de defenderse y salir huyendo.
Y a los
pocos segundos un estallido espantó a los delincuentes, para ese momento
Alexandra no sintió dolor, “yo no sentí nada, sólo sentí la sangre que corría
por mi mano y cuando ellos se fueron nos venimos a la casa, porque no supimos
qué fue”, expresó la menor.
Así le
hicieron, concretaron su camino a la calle Arroyo, entre Emiliano Zapata y
Ricardo Flores Magón, donde al sentirse a salvo, Guadalupe Araceli intentó
curar la herida en la mano izquierda de su hija, pero al ver que la hemorragia
no paraba, decidió trasladarla a las instalaciones de Cruz Roja.
SIN DINERO
PARA ATENCIÓN
El tiempo
había transcurrido y el reloj ya marcaba las 23:40 horas, así que al llegar a
la institución fueron recibidas por el médico en turno, quien realizó una
curación sencilla, señalando a la madre que habría que ingresarla a un hospital
para descartar lesiones de gravedad.
“Yo no traía
nada de dinero, pero tenían que decirme si tenía fractura, por eso la llevé al
hospital General, donde le hicieron la radiografía”.
Afortunadamente
la bala entró y salió sin dañar algún hueso de la mano, así que los médicos
sólo suturaron la herida, informando sobre las medidas de prevención que habría
que tener con Alexandra, quien a decir de los médicos fue una valiente.
“El doctor
fue bueno, me dijo que había sido muy valiente”, expresó la menor… “no sabíamos
si la pistola era de verdad o no, al final resultó que sí y me la lesionaron”,
irrumpió la madre.
DESINTERÉS
DE LAS AUTORIDADES
A los pocos
minutos de su ingreso a la sala de urgencias de aquel nosocomio, personal
administrativo dio parte a elementos del Cuarto Grupo de Homicidios de la
Procuraduría General de Justicia del Estado, llegando un químico y un agente
ministerial.
Ellos, la
autoridad, se encargaron únicamente de dialogar con la madre, quien en medio
del nerviosismo contó su versión a las autoridades, quienes sin el mínimo
interés sobre el tema, decidieron retirarse, informando elaborarían un parte
sobre lo sucedido.
Además,
elementos de la Policía Municipal Preventiva acudieron al nosocomio,
cuestionando a Cavazos Ramírez sobre el porqué se había negado a solicitar
hasta aquel sector olvidado la presencia de elementos policiacos o de
paramédicos de la entidad.
“El nervio y
miedo me impidió pensar, por eso la llevé a la casa y por eso la trasladé a la
Cruz Roja y por eso luego la llevé al otro hospital…”.
Ya de
madruga, madre e hija consiguieron llegar a su hogar, donde se resguardaron el
resto de la mañana, pero aún indecisas sobre la posibilidad de denunciar los
hechos, simplemente decidieron permanecer calladas.
“Contra
quién denunció si no vi nada, no supimos quiénes eran, estaban encapuchados, ni
siquiera sé qué arma era… no se veía nada”, comentó con resignación la madre de
la menor.
En tanto
autoridades ministeriales argumentaron apoyar la decisión de las afectadas,
pues a pesar de ser una lesión con arma de fuego no investigarán el caso, a
menos que la tutora de Alexandra decida interponer una denuncia en torno a las
agresiones sufridas.
Por lo
pronto la menor permanece resguardada en su humilde hogar, donde un venda cubre
las curaciones que médicos del Hospital General le realizaron a cambio de cero
pesos, pues a su criterio la valentía de la joven salvó la vida de los suyos.
Buscan el
medicamento necesario
En tanto
Alexandra Isabel estará en espera de que su madre pueda conseguir el dinero
para comprar los medicamentos necesarios para las curaciones indicadas por los
médicos, pues la falta de dinero le impidió la mañana adquirir el medicamento.
Así que la valiente
joven esperará no sentir tan fuertes los dolores secundarios a la lesión
provocada por el arma de fuego, lesione que logró dividir parte de su mano,
cuando el asaltante disparó en su contra.
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