No creíamos que la pistola fuera de verdad’.

Saltillo.- A su corta edad decidió enfrentar a un par de empistolados que pretendían despojar a su madre y hermana de lo poco que tenían, desafortunadamente los pandilleros soltaron un balazo, logrando lesionarla.

Todo comenzó la noche del sábado, cuando la señora Guadalupe Araceli Cavazos Ramírez, de 34 años, regresaba a su casa en compañía de su hija Alexandra Isabel, de 12 y Guadalupe, de 16; ellas decidieron tomar un atajo y atravesar el arroyo cercano a su hogar.

Eran alrededor de las 21:00 horas y solamente se apreciaba el reflejo de la luna en el agua que corría sobre el arroyo, ubicado a orillas de la colonia Rio Verde…Precisamente en este sector se divisaba un sendero directo a su domicilio.

Así que el trío de mujeres confió en la seguridad de su “barrio”, pues desde hace varios años habitan ahí y jamás se habían encontrado con algún problema o agresión en su contra, sin embargo todo se tornó peligroso en cuestión de segundos.

Y de entre los más de 10 arboles que las rodeaban salieron dos sujetos quienes a grito abierto expresaron: “deténganse”; cuando Guadalupe y sus hijas voltearon obedeciendo la voz que sobresalía de en medio de los troncos, un sujeto ya les apuntaba con un arma.

COMBATE A ASALTANTES

Los agresores estaban totalmente cubiertos del rostro, así que ninguna de las tres pudo saber de quién se trataba; posteriormente las maldiciones retumbaron en los oídos de las mujeres y en cuestión de segundos los delincuentes ya las tenían acorraladas.

En esos momentos Alexandra tuvo la idea de interponerse entre su madre y el delincuente, quien temblorosamente les apuntaba con el arma, de pronto la mano izquierda de la menor ya estaba en el cañón de la pistola sostenida por el asaltante.

“Metí la mano para que ellas tomaran piedras y se las aventaran, así podíamos escapar”, fue lo que la menor comentó a su madre, pero para su mala suerte los asaltantes no les dieron tiempo de defenderse y salir huyendo.

Y a los pocos segundos un estallido espantó a los delincuentes, para ese momento Alexandra no sintió dolor, “yo no sentí nada, sólo sentí la sangre que corría por mi mano y cuando ellos se fueron nos venimos a la casa, porque no supimos qué fue”, expresó la menor.

Así le hicieron, concretaron su camino a la calle Arroyo, entre Emiliano Zapata y Ricardo Flores Magón, donde al sentirse a salvo, Guadalupe Araceli intentó curar la herida en la mano izquierda de su hija, pero al ver que la hemorragia no paraba, decidió trasladarla a las instalaciones de Cruz Roja.

SIN DINERO PARA ATENCIÓN

El tiempo había transcurrido y el reloj ya marcaba las 23:40 horas, así que al llegar a la institución fueron recibidas por el médico en turno, quien realizó una curación sencilla, señalando a la madre que habría que ingresarla a un hospital para descartar lesiones de gravedad.

“Yo no traía nada de dinero, pero tenían que decirme si tenía fractura, por eso la llevé al hospital General, donde le hicieron la radiografía”.

Afortunadamente la bala entró y salió sin dañar algún hueso de la mano, así que los médicos sólo suturaron la herida, informando sobre las medidas de prevención que habría que tener con Alexandra, quien a decir de los médicos fue una valiente.

“El doctor fue bueno, me dijo que había sido muy valiente”, expresó la menor… “no sabíamos si la pistola era de verdad o no, al final resultó que sí y me la lesionaron”, irrumpió la madre.

DESINTERÉS DE LAS AUTORIDADES

A los pocos minutos de su ingreso a la sala de urgencias de aquel nosocomio, personal administrativo dio parte a elementos del Cuarto Grupo de Homicidios de la Procuraduría General de Justicia del Estado, llegando un químico y un agente ministerial.

Ellos, la autoridad, se encargaron únicamente de dialogar con la madre, quien en medio del nerviosismo contó su versión a las autoridades, quienes sin el mínimo interés sobre el tema, decidieron retirarse, informando elaborarían un parte sobre lo sucedido.

Además, elementos de la Policía Municipal Preventiva acudieron al nosocomio, cuestionando a Cavazos Ramírez sobre el porqué se había negado a solicitar hasta aquel sector olvidado la presencia de elementos policiacos o de paramédicos de la entidad.

“El nervio y miedo me impidió pensar, por eso la llevé a la casa y por eso la trasladé a la Cruz Roja y por eso luego la llevé al otro hospital…”.

Ya de madruga, madre e hija consiguieron llegar a su hogar, donde se resguardaron el resto de la mañana, pero aún indecisas sobre la posibilidad de denunciar los hechos, simplemente decidieron permanecer calladas.

“Contra quién denunció si no vi nada, no supimos quiénes eran, estaban encapuchados, ni siquiera sé qué arma era… no se veía nada”, comentó con resignación la madre de la menor.

En tanto autoridades ministeriales argumentaron apoyar la decisión de las afectadas, pues a pesar de ser una lesión con arma de fuego no investigarán el caso, a menos que la tutora de Alexandra decida interponer una denuncia en torno a las agresiones sufridas.

Por lo pronto la menor permanece resguardada en su humilde hogar, donde un venda cubre las curaciones que médicos del Hospital General le realizaron a cambio de cero pesos, pues a su criterio la valentía de la joven salvó la vida de los suyos.

Buscan el medicamento necesario

En tanto Alexandra Isabel estará en espera de que su madre pueda conseguir el dinero para comprar los medicamentos necesarios para las curaciones indicadas por los médicos, pues la falta de dinero le impidió la mañana adquirir el medicamento.

Así que la valiente joven esperará no sentir tan fuertes los dolores secundarios a la lesión provocada por el arma de fuego, lesione que logró dividir parte de su mano, cuando el asaltante disparó en su contra.

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