Ordeña de ductos cuesta el doble para Pemex.


El costo de la reparación promedio por cada toma clandestina en 2010 era de 1.19 millones de pesos mientras que en 2011 fue de 1.87 millones.
  
REFORMA .
Ciudad de México.- La ordeña que hace el crimen organizado de ductos de Pemex le cuesta por partida doble a la paraestatal: en pérdidas de combustible y en reparar la infraestructura dañada.
Y es que, cada año, la petrolera debe destinar millones de pesos a rehabilitar los ductos averiados por las tomas clandestinas.
Tan sólo en 2011, la petrolera asignó 2 mil 655 millones de pesos para arreglar un total de mil 419 tomas en diversos ductos, recursos tres veces mayores a lo invertido en 2010, cuando fueron 849 millones en 710 tomas, según reportes de cada subsidiaria solicitados por REFORMA vía transparencia.
Esto significa que el costo de la reparación promedio de cada toma clandestina también creció. En 2010 era de 1.19 millones de pesos, mientras que en 2011 fue de 1.87 millones.
El costo de este tipo de reparaciones es variable, pues, aunque a veces es suficiente colocar un tapón para evitar la fuga, en otras ocasiones hay que sustituir un tramo por completo.
Tanto Pemex como la Secretaría de Energía reconocen que el mayor número de tomas clandestinas en 2011 se debe al crecimiento de los grupos criminales que controlan distintas secciones de los gasoductos.
Consultado al respecto cuando aún era Secretario de Energía, Jordy Herrera explicó que esta situación afecta de forma importante la operación de Pemex, pues los recursos salen del presupuesto para mantenimiento de la infraestructura.
"Tenemos que reconocer que, en el marco de inseguridad que se vive en algunas regiones del País, la vulnerabilidad de las instalaciones (de la petrolera) por acciones del crimen organizado se ha hecho evidente.
"Esto ha generado para Pemex no sólo más gasto en mantenimiento, personal, reposición de materiales, sino que, además, ha tenido que crear unidades específicas para el control de tomas clandestinas", advirtió entonces.
Luis Miguel Labardini, analista de la consultora Marcos y Asociados y ex directivo de la paraestatal, consideró que, aunque Pemex cuenta con el sistema SCADA para monitorear la presión de los ductos, el mecanismo resulta insuficiente frente a métodos más efectivos utilizados por otras petroleras internacionales.
Los ductos "preferidos" por el crimen organizado son los de Minatitlán-México; Topolobampo-Culiacán; Cadereyta-Matamoros-Brownsville; Salamanca-Guadalajara, y Nuevo Teapa-Venta de Carpio, todos de Pemex Refinación.

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