Influyentes latinos, con peso en el tema migratorio en elecciones de USA.
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MILENIO .
Tanto Obama
como Romney necesitan el apoyo de los hispanos, pero esta minoría se siente
desilusionada por uno, que no cumplió en hacer una reforma migratoria, y
amenazada por el otro, con su apoyo a leyes criminalizadoras.
Los Ángeles
• El demócrata Barack Obama falló en cumplir su promesa de hacer una reforma
migratoria y el republicano Mitt Romney agitó una dura retórica contra los
indocumentados. Ahora ambos necesitan la absolución de los hispanos, que se
sienten desilusionados de uno y amenazados por el otro.
A diez días
de los comicios, los republicanos cosechan los frutos de su reciente discurso
contra la inmigración ilegal y tienen pocas esperanzas de remontar el 20% de
apoyo que les dan los latinos, recelosos luego de que estados conservadores
aprobaran leyes que criminalizan a los "sin papeles".
Pero los 52
millones de "hispanos" en el país -término que engloba desde
inmigrantes recientes hasta estadunidenses de segunda y tercera generación-
tampoco están muy entusiasmados con un presidente que incumplió su promesa en
uno de los tópicos que más les toca: una reforma migratoria amplia.
Al menos no
lo estaban hasta que Obama sacudió su varita mágica y suspendió por dos años
las deportaciones de los estudiantes indocumentados. Cuando se le pregunta
sobre el 71% de apoyo que, según una encuesta divulgada por Latino Decisions el
lunes, tiene el presidente entre los hispanos, el académico Gabriel Sánchez
responde: "¿Cómo es eso posible cuando están tan frustrados por no tener
una reforma migratoria?".
"Esto
sucede porque la opción es entre Obama como un 'bien inmaterial', en el sentido
de que dice muchas cosas pero no ha hecho demasiado, y la 'autodeportación'
como un modelo de política migratoria", dijo a AFP este profesor de
Ciencias Políticas de la Universidad de Nuevo México (suroeste).
El concepto
de "autodeportación", que según sus críticos consiste en hacerle la
vida tan miserable a los indocumentados que acabarán por irse, fue defendido
por Romney, un ex gobernador de Massachusetts, durante las primarias
republicanas.
Los 23.7
millones de hispanos registrados para votar, que representan 11% del
electorado, coinciden en señalar el tema migratorio entre sus cinco mayores
preocupaciones, después de la economía y el empleo, según el instituto Pew
Hispanic. Pero los hispanos republicanos insisten en que este tema es abordado
por los demócratas de forma falaz.
"Las
preocupaciones de los hispanos son las mismas que las del resto del
electorado", a saber la economía, dijo Alci Maldonado, presidenta de la
organización partidista Asamblea Nacional Hispana Republicana.
"Los
demócratas intentan usar la migración como un tema que divide al Partido
Republicano de las heterogéneas comunidades hispanas", agregó,
"cuando es un hecho que los republicanos promovieron una reforma
migratoria amplia durante la presidencia de George W. Bush". En efecto,
una reforma promovida por Bush fracasó en el Senado en 2007.
No obstante,
los analistas coinciden en que, aunque no sea el asunto que más preocupa a los
latinos, el tema migratorio sí tiene el potencial de definir su voto que, a la
vez, aún puede inclinar la balanza en varios estados clave de gran población
hispana como Nevada, Colorado y Florida.
Pero los
republicanos "están pagando las consecuencias del contexto negativo que
han creado para los latinos", dijo Jody Vallejo, profesora de Sociología
de la Universidad del Sur de California. "En particular en estados como
Arizona (suroeste), donde los latinos han sido criminalizados por los
legisladores republicanos".
En Arizona,
por ejemplo, la policía debe controlar el estatus migratorio de los detenidos
en base a una "sospecha razonable" de que son indocumentados.
Y aunque los
hispanos de segunda o tercera generación no tienen problemas migratorios, este
tipo de leyes -copiadas en parte por otros estados- afectan a toda la
comunidad: "No importa si acabas de llegar o eres estadunidense de origen
latino: te pedirán los papeles sólo si pareces mexicano", dijo Sánchez.
Además, los
hispanos estadunidenses tienen nexos afectivos con indocumentados y "se
preocupan especialmente cuando se enfrentan a un partido que ataca a los
inmigrantes", estimó Vallejo. Así, los 11.5 millones de indocumentados -la
mayoría latinoamericanos- se convirtieron durante la campaña en un gigante sin
voto, pero con voz.
Romney ha
buscado hacerles olvidar que hace sólo unos meses prometía vetar una ley que
legalizara a los estudiantes indocumentados, abogaba por vallas fronterizas más
disuasivas y defendía la "autodeportación" a capa y espada.
Pero a pesar
de su actual cautela, en su segundo debate con Obama se refirió a los
indocumentados como "ilegales", un desliz semántico políticamente
incorrecto que no pasó inadvertido.
"Si
logro un segundo mandato", dijo el propio Obama en una entrevista el
miércoles, "una razón de peso de mi triunfo habrá sido que el candidato
republicano y el Partido Republicano se ganaron la antipatía del grupo
demográfico que crece con mayor rapidez en el país, los latinos".
El
presidente, quien se enfrenta también al rechazo de los latinos por el fracaso
de su gestión en materia migratoria y a la cifra récord de deportaciones que
ostenta su mandato -400 mil expulsiones al año-, suspendió en junio las
deportaciones de estudiantes sin papeles.
Su directiva
ha sido criticada como un truco de campaña, pero recibida como un soplo de aire
fresco por sus beneficiarios, los 1.7 millones de "dreamers"
("soñadores"), como se conoce a los jóvenes indocumentados traídos
por sus padres cuando eran pequeños.
Por ejemplo
el activista "dreamer" Iván Ceja, un estudiante de ingeniería
biomédica en Los Ángeles que estaba destinado a trabajar ilegalmente, acaba de
recibir un permiso de trabajo gracias a esta medida. "Ahora sí puedo
buscar empleo y tener una licencia de conducir", dijo a AFP el joven de 20
años. La directiva "cambió mi vida completamente".
Según Pew,
nueve de cada 10 latinos aprueban la tregua migratoria de Obama. Y gracias a
esta simpatía que generan los "dreamers", sumada al rechazo hacia la
retórica antiinmigrante, "la pregunta ahora no es si Romney podrá capturar
suficientes votos latinos", dijo Sánchez, "porque claramente no lo
hará, sino si los latinos acudirán a las urnas para ayudar a elegir al presidente".
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